En el cuento de los tres cerditos, el más pequeño de los hermanos decide construirse una casa con paja para así terminar antes e irse a jugar. Esta fábula de la literatura infantil no acaba muy bien para el pequeño protagonista, a quien el lobo feroz le derriba la casita con un soplido. Pero la realidad es que por mucho que soplase, el lobo nunca conseguiría echar abajo una casa hecha con paja. Estas edificaciones son muy resistentes y nada deben envidiar a cualquier otro tipo de construcción. Técnicamente son muy eficientes y duraderas y si se realiza el mantenimiento adecuado, que no difiere al de una vivienda construida con métodos más convencionales, no hay nada que temer, incluidos lobos feroces.
La paja es uno de los materiales de construcción más antiguos conocidos, junto con el barro. Pero la historia de las casas hechas exclusivamente con balas de paja es relativamente reciente, ya que la primera máquina empacadora no se inventó hasta el año 1850 en Estados Unidos, según la organización Red de Construcción con Paja (Casasdepaja.org). La primera construcción documentada hecha con fardos de paja fue construida en las llanuras de Nebraska en 1896-97. En Europa, la edificación más antigua data del año 1921 en Montargis, Francia. Es precisamente en el norte de Europa, en Estados Unidos y en México donde hay más tradición, pero poco a poco la paja va saltando fronteras y rompiendo mitos y está penetrando en el mercado español. Entidades como la Red de Construcción con Paja luchan para dar a conocer este material en el país.
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