EL PROBLEMA NACIONAL

Como hemos comentado, en un mundo cada vez más globalizado, más interdependiente, más comunicado, más abierto, conectado al segundo, de millones de transacciones cada minuto, seguimos rigiéndonos, por Haciendas Nacionales, con Funcionarios que en muchos casos, no tienen conocimiento de las tramas económicas y financieras y que si lo tienen, no disponen de los medios para ponerles coto.
Las fronteras nacionales no tienen razón de ser en el mundo actual, pero en cambio estamos controlados por Partidos Políticos Nacionales, que funcionan como vasos inertes, fuera de toda relación con los de los paises vecinos, excepto en lo inoperante de las llamadas internacionales sean conservadoras o socialistas, democristianas o antes las comunistas.
Las fronteras nacionales, la política nacional, los políticos nacionales, ya no son solución para los problemas actuales, es más, ellos son el problema.
El molde ya no sirve, hay que cambiarlo, se ha quedado desfasado.
Se tienen que constituir bloques regionales auténticos, fuertes, unidos desde la generosidad y el deseo de ganar/ganar, en lugar de la fuerza o el ganar/ perder.
Seguimos gobernados por políticos miopes que nada tienen que ganar en un espacio europeo abierto y por tanto no se atreven a jugar el partido y por aparatos de partidos que han criado funcionarios anclados a su puesto de trabajo olvidado de la ética y la dignidad política.
Para que comiencen a vislumbrarse soluciones reales a los problemas existentes es necesario un cambio radical de comportamientos en todos los órdenes, político, económico, social, humano, y sobre todo filosófico y personal.
Tenemos en esta década el problema fundamental de que o somos capaces de crear realmente un nuevo orden político, primero en Europa que sirva como ejemplo de otros sistemas regionales, o de lo contrario estamos sembrando el germen de muchas injusticias que terminarán cosechando demasiadas desgracias.
No estamos en los albores de la revolución francesa, entonces la incultura dominaba el mundo, estamos en los albores de que la gente sencilla, llana, se aburra, se canse de políticos nefastos, miopes y cortoplacistas que no ofrecen soluciones sencillamente porque no están preparados para ello y de sufrir consecuencias nefastas por políticas equivocadas.
Tiempos interesantes los que están por llegar.