LA IMPACIENCIA ES MALA CONSEJERA.

La época que hemos vivido nos ha acostumbrado a desear las cosas y querer tenerlas en el acto. El me gusta, lo compro, ya es mío es algo que ya está en el ADN de muchos, principalmente  jóvenes a los que se han malacostumbrado de esa forma.

Una de las bases del consumo, aupado por la publicidad es esa, lograr que el cerebro  se atontoline, sea incapaz de tener un raciocinio lógico y normal y considere que todo lo que se desea se puede tener.

Uno de los problemas para poder tener lo que se desea es si no se disponen los medios necesarios, cómo se adquiere, y en esa línea apareció el crédito como base de la compra, tanto con el tema de la tarjeta de crédito como del crédito al consumo, etc.

Así con dinero prestado nos acostumbramos a comprar lo que se deseaba, verlo, tenerlo, saborearlo o jugar con él un poco y dejarlo, tirarlo, menospreciarlo…

Cada año se escucha a un porcentaje importante de la población señalar la imbecilidad que supone que los niños estén llenos de juguetes, los miren al abrirlos y muchos de ellos no se juegue con ellos. Por poner un ejemplo.

Ese es el tipo de sociedad que hemos construido.

LO QUIERO YA. Es más una de las frases que en muchas empresas se dice es: Lo quiero para ayer.

Todo esto y mucho más ha hecho que la paciencia se haya perdido hasta del vocabulario.

Vamos a cualquier lugar y deseamos ser atendido a la primera, nos molesta que haya alguien en algún lugar haciendo algo que no sea atender al público y estemos allí y no se nos atienda.

-          Pero qué se ha creído.

-          ¿ Quién se ha creído Ud qué es?.

-          No sabe Ud con quién está tratando, etc etc.

La naturaleza, algo que tiene y es su esencia es Paciencia. Las estaciones vienen y van, y vienen y van y vuelven y así un año y otro y otro, décadas y siglos…

Nosotros nos iremos, desapareceremos algo que tal y como vamos sucederá pronto y la tierra se recuperara, cambiará, curará sus heridas, se readaptará, volverá a brotar y surgirá de nuevo la vida, la que sea pero seguramente sin nosotros, sin ese ser humano avaro y codicioso que no sabe entenderla.

En cuanto nos sucede algo que no nos gusta ya estamos irritados, alterads, cabreados. No tenemos aguante.

No sabemos esperar a conseguir nuestro objetivo cuando llega. Se dice en el campo que las peras se cogen cuando están maduras, pero nosotros no, lo queremos ya.

No somos capaces de entender la minuciosidad de las cosas, de aguantar muchas veces las circunstancias por las que atravesamos.

La rapidez, el análisis somero, la interpretación interesada, el estrés todo forma parte de no entender y no respetar los tiempos.

Para sobrevivir a la crisis una de las primeras lecciones que tenemos que aprender es a ser pacientes.

Admitir que todo tiene un proceso, que no se puede tener lo que se quiere y cuando uno desea.

La paciencia como la buena educación se aprende es un hábito que si se interioriza trae muy buenas consecuencias.

Paciencia, al final todo se sabe, todo se descubre y en esta situación en que estamos hay unas causas directas que hoy no se saben claramente, pero se sabrán y se tendrá que pedir responsabilidades.