Los ministros de Finanzas del G7 sólo llegaron a un acuerdo de mínimos sobre cómo afrontar la crisis global y en concreto se refirieron a las dudas que suscita la solidez de los bancos europeos, a los que ofrecieron ayuda en forma de liquidez.
Los participantes en el encuentro de Marsella hicieron hincapié en que "los bancos centrales están dispuestos a ofrecer tanta liquidez a los bancos como sea necesaria".
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, señaló que la entidad que dirige utiliza para ello medidas convencionales y no convencionales, y puso encima de la mesa las cifras, que a su juicio cubren las necesidades.
La discordia en este punto había venido de la nueva directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), que horas antes había sugerido que no se puede descartar una crisis de liquidez e insistió en que hay bancos europeos que necesitan fondos propios suplementarios.
Según la declaración conjunta de los responsables europeos, "nos reunimos en un momento de nuevos desafíos para (...) el crecimiento, déficits fiscales y deuda soberana (...) Existen ahora señales claras de una desaceleración en el crecimiento global. Estamos comprometidos a una respuesta fuerte y coordinada a esos desafíos", declararon.
Pero el breve comunicado, que según dijo a Reuters una fuente del Gobierno alemán fue emitido por la insistencia de la anfitriona, Francia, para tratar de calmar a los ansiosos mercados, no aportó nada nuevo.
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