Vivimos en un mundo en que tras siglos de guerras, de machaqueos hacia el otro, de servidumbres, de miserias, se ha incrustado en la mente del ser humano, diría incluso en los cromosomas, la idea de que la vida es ganar o perder y que para que unos ganen otros tienen que perder.
El ganar, el que yo gane, en cualquiera de los sentidos del término es la base de la convivencia que hemos tenido, de la actuación del ser humano de las últimas décadas, es la fantástica herencia que nos ha traído el neoliberalismo y sus apóstoles.
Uno de los síntomas del concepto ganar/perder es la misma palabra Jefe que ya denota Jerarquía, superioridad, dominio, control, … y con ello la contraria de siervo, dependiente…
La contrapartida del ganar/perder es la existencia de la sumisión como forma de actuar o entender las relaciones, como fórmula de escape, de no enfrentarse a, de mil y una razón de existir de dicha forma de ser o de actuar.
Vivimos en ese tipo de sociedad y por tanto estamos recogiendo lo que hemos sembrado.
Decía el dicho, que quién al cielo escupe, a la cara le cae.
Podríamos decir que ante la imposibilidad de establecer relaciones de interdependencia ya que determinadas ( las dominadoras, las ganadoras), personas no asumen la independencia del otro, se ha construido un sistema que cada vez tiene no solo más detractores sino más gente que cree que hay que cambiarlo.
El todo vale, el expolio al que ha sido sometida la economía en general en los últimos 30 años, ha traído lo que ahora tenemos. Lo importante era ganar.
El mismo esquema tenemos en las relaciones laborales en general, sociales y desde luego económicas.
Es bochornoso asistir a supuestas negociaciones de remodelación, de refinanciación o de búsqueda de soluciones en algunos Bancos tanto de particulares como empresas. Una auténtica vergüenza, ver el espíritu dominante de la situación.
No se piensa en los derechos, en las posibilidades, incluso en las necesidades del otro, sino en el hecho de que se quiere ganar a toda costa. Y eso sencillamente es imposible.
La época del servilismo, de la dependencia, de la soberbia, de la chulería del yo gano y a ti que te den, ha llegado a su fin, se está acabando.
En contrapartida hay otro sistema que busca salir a flote todos, el de la interdependencia, la del que los dos nos entendamos, la de que los dos ganemos.
Yo le respeto a Ud sea quien sea y Ud me respeta a mí sea quien sea.
Una de las soluciones a la situación existente es cambiar el modelo de relaciones que hemos tenido. Sustituir el ganar/perder por el ganar/ganar.
El famoso: o los dos ganamos o no hay trato de Covey y los 7 hábitos.
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